Características generales

El origen de los viñedos aragoneses se sitúa en la región llamada Celtíbera, donde se encontraba la villa romana de Carae (hoy Cariñena) de cuyos habitantes se sabe que bebían vino mezclado con miel allá por el siglo III antes de Cristo.

Del cariñena hablaron en sus crónicas numerosos viajeros españoles y extranjeros que se aventuraron por la península. Enrique Cock cuenta cómo en 1585 Felipe II fue recibido en Cariñena con dos fuentes de vino, "una de blanco y otra de tinto, de las cuales cada uno bebía quien tenía gana".

Su trayectoria histórica y el ejemplar comportamiento de los viticultores cariñenenses en la lucha contra la filoxera, una plaga que arrasó todo el viñedo europeo a finales del siglo XIX, sirvió a la población de Cariñena para recibir el título de ciudad, otorgado por el rey Alfonso XIII en 1909.

En 1932, coincidiendo con la creación de las denominaciones de origen se inaugura la Estación Enológica de Cariñena, desde donde se impulsan nuevas técnicas de cultivo y elaboración, pero la Guerra Civil y sus posteriores consecuencias retrasan el giro hacia la calidad hasta los años setenta, poco después de que los vinos comenzasen a ser embotellados.

Es en los ochenta cuando se da el gran salto cualitativo en la elaboración del vino con la introducción de nuevos sistemas de cultivo, la inversión en tecnología y la adopción de nuevas prácticas enológicas.

Cariñena, ocupa una situación geográfica excepcional, ya que se encuentra en el mismo eje de comunicaciones del Valle del Ebro con Levante, así como en pleno trazado norte-sur que estructura el territorio aragonés. Esta situación lo convierte en verdadera alternativa de enlace entre el País Vasco y la Comunidad Valenciana. Por su cercanía a la frontera francesa, constituye igualmente un enclave de gran interés desde el punto de vista de las relaciones culturales y comerciales con Europa. La autovía que une la Comunidad Valenciana con Francia a través del territorio aragonés afianza todavía más el valor estratégico de la situación de Cariñena.

Los viticultores cariñenenses pueden considerarse verdaderamente privilegiados por la calidad de sus tierras y de su clima para el cultivo de la vid. El suelo, el clima, la altitud (entre los 400 y los 800 metros) y la orografía se combinan de diferentes maneras para dotar al territorio de una gran aptitud para la actividad vitivinícola. Esta combinación favorece además la existencia de distintos microclimas, con lo que los vinos de la Denominación de Origen Protegida Cariñena componen, al final, un amplio abanico de posibilidades.

Una peculiar nomenclatura por la que se conoce y reconoce a los vinos de Cariñena es la del “Vino de las Piedras”. En 2011 y en 2012, la D.O.P. Cariñena lanzó la colección de narrativa contemporánea de "El Vino de las Piedras". Una iniciativa en la que diversos autores aragoneses escriben una novela corta sobre Cariñena.

El concepto “Vino de las Piedras” es el eje de comunicación de varias campañas de promoción de estos magníficos vinos aragoneses.

Zonas de producción

Cariñena, ubicada en pleno Valle del Ebro, tiene una extensión de 14.388 hectáreas de viñedo repartidas entre las poblaciones de Aguarón, Aladrén, Alfamén, Almonacid de la Sierra, Alpartir, Cariñena, Cosuenda, Encinacorba, Longares, Mezalocha, Muel, Paniza, Tosos y Villanueva de Huerva.  Cerca de 1.540 viticultores se ocupan directamente de las viñas, que constituyen sin lugar a dudas el principal soporte económico de la comarca.

Variedades de Uva

Variedades Blancas: Garnacha Blanca, Macabeo, Moscatel de Alejandría, Parellada.

Variedades Tintas: Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Garnacha Tinta, Juan Ibañez, Cariñena, Merlot, Monastrell, Syrah, Tempranillo, Vidadillo.

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  Otras denominaciones